Reto 3

En la Administración Penitenciaria, en la que yo trabajo, existe un perfil de interno bastante amplio y que al mismo tiempo es muy diverso (diferentes grados y tipologías, incluso con necesidad de medicación): el de los discapacitados intelectuales. La Administración lleva a cabo un Programa que si bien no es novedoso en nuestra institución (ni en otros ámbitos, ya que me consta que se lleva a cabo por ejemplo con niños con cáncer), sí considero que es muy desconocido como otros muchos aspectos dentro de este mundo tan cerrado. Se trata del programa de Terapia Asistida Con Animales (perros) en Centros Penitenciarios. Es un programa en el que la Administración se vale de voluntarios o asociaciones que se presten a ello, con perros entrenados a tal efecto. Y aquí es donde se puede comprobar que la Administración es en este caso el agente impulsor de esta iniciativa y sin cuya presencia sería imposible llevar a cabo dicha iniciativa.

Esta iniciativa materializa un Objetivo de Desarrollo Sostenible principalmente: el número 3 que versa sobre garantizar una vida sana y promover el bienestar para todas las edades. Hablamos sobre todo de la salud mental. El contacto con un perro puede traer múltiples beneficios muy evidentes como el de reducir el estado de ansiedad y depresión de las personas, y otros más ocultos como el fomentar el autocontrol y el sentido de la responsabilidad. Todo ello con actividades tan sencillas como darle de comer al perro, darle cariño y recibirlo, pasearlo, etc. Se trata de aprender a convivir con un ser vivo que por sus características es más indefenso que el ser humano y por tanto necesita un cuidado. Se trata de traspasarles cierto grado de responsabilidad en el cuidado de animal que los haga partícipes a varios niveles, tanto en el plano emocional como en el físico. Estos programas crean en ellos una sensación parecida a la de cuidar a un hijo, al que dan cariño y del que buscan recibirlo, al que educan y del que sienten orgullo y alegría cuando ven que reciben a cambio mucho más de lo que dan.

Y el otro ODS que se materializa es el número 10 sobre reducir la desigualdad en y entre países, promover la inclusión social de todas las personas independientemente de su sexo y discapacidad entre otros aspectos (10.2) y garantizar la igualdad de oportunidades y reducir la desigualdad de resultados (10.3). Un Objetivo muy relacionado con el fin último de la Administración Penitenciaria: lograr la reeducación y reinserción social de todos y cada uno de los internos, tratando de reducir al mínimo desigualdades que se puedan producir por discapacidades intelectuales.

En definitiva, se trata de "no dejar a nadie atrás", en este caso en el sentido más literal de la frase.

 









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